lunes, 19 de septiembre de 2016

“Si entendemos cómo funciona la mente, podemos vivir mejor”

https://facundomanes.com/2016/09/11/si-entendemos-como-funciona-la-mente-podemos-vivir-mejor/
El neurocientífico es el autor de una nueva obra de Clarín. Aquí, reflexiona sobre este órgano vital.
manes-ilustrar-explicaciones-mario-quinteros_claima20160911_0010_28Pareciera que se pasa el día hablando del cerebro: en programas de radio y televisión, en medios gráficos, en las universidades, en despachos de gobierno, en YouTube, en Facebook… ¿Quién es Facundo Manes? Nacido en Salto (Buenos Aires) en 1969, es neurocientífico egresado de la UBA en 1992. Luego, hizo un máster en Ciencias en la Universidad de Cambridge, en Inglaterra. En 2005 fundó el Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), con sedes en Buenos Aires, Rosario y Chile, que tiene tres misiones: la investigación y el desarrollo del conocimiento neurocientífico desde la Argentina hacia el mundo, la capacitación permanente de los profesionales del país y la región, y la educación de la comunidad para generar conciencia sobre el cerebro y sus enfermedades. De hecho, una de las frases de cabecera de Facundo Manes asegura: “Aprender sobre el cerebro debe ser un derecho de todos porque cuanto más conocemos sobre él, más podemos cuidarlo, protegerlo y así podremos vivir mejor”.
¿Cómo surgió INECO?
Cuando yo regresé a la Argentina en 2001 no existía en el país un desarrollo de lo que llamamos neurociencias cognitivas. INECO nació de la idea de convocar a profesionales de distintas áreas (hoy tenemos un grupo multidisciplinario que incluye a médicos, kinesiólogos, psicólogos, neurólogos, expertos en epilepsia, en Parkinson, en Alzheimer, esquizofrenia, ansiedad, depresión, así como a matemáticos, biólogos, físicos y estadísticos) que trabajaran, sin jerarquías, en un mismo lugar. Había enfermedades (como la demencia semántica y la variante conductual de la demencia frontotemporal) que, en la Argentina, antes de 2001, pocos conocían, todo era Alzheimer. Nosotros establecimos una clínica de nivel internacional y somos referentes mundiales.
¿Por qué es importante generar conciencia sobre la importancia de conocer nuestro cerebro?
Las enfermedades del cerebro hoy son la causa más importante de discapacidad en el mundo. Más que el cáncer y la enfermedad cardiovascular. Porque cuando uno habla de enfermedades del cerebro, no habla solamente de Alzheimer, de Parkinson, de demencia frontal; habla de ansiedad crónica, de estrés patológico, de insomnio crónico, de depresión, accidente vascular, traumatismo de cráneo, adicciones, bipolaridad, etc. El impacto social de todo lo que hagamos e investiguemos para mejorar el estándar médico en Argentina y en la región, será tremendo en la sociedad mundial.
¿En qué se evidencia ese impacto social?
Por ejemplo, en Estados Unidos se hizo un estudio entre 297 supuestos autores de homicidios. Eran personas que habían sido condenadas y estaban presas. Con el tiempo se supo que esa gente era inocente, a través de material genético en las escenas de crimen que se rescató luego de la condena: ninguno había cometido el crimen. El 70 % había sido condenado por testimonios de testigos. Hoy sabemos que la memoria humana no es algo fotográfico. Cada vez que se evoca, se reconstruye: la memoria no es un fiel reflejo de aquello que pasó, sino más bien un acto creativo. Hoy sabemos también, por ejemplo, que los jueces muchas veces deciden por las emociones. Todas estas investigaciones producen dilemas morales y éticos que no pueden quedar restringidos a los laboratorios de los científicos y neurólogos. Hay que debatir qué hacemos con esto, porque las guerras del futuro podrían producirse poniendo en jaque la mente de los individuos. Otro dilema es el que plantean los estados vegetativos: ¿lo desconectamos o no? Los avances en las neurociencias cognitivas modernas están generando dilemas que no los vamos a poder resolver ni los debemos resolver nosotros, los científicos. La sociedad debe conocerlos y va a tener que involucrarse aunque no le guste en estas cosas.
Eso implica un verdadero cambio de paradigma.
Exacto. Porque si entendemos cómo funciona la mente, tenemos herramientas para vivir mejor. Y muchas patologías, como la ansiedad o la depresión, hoy tienen un tratamiento de las ciencias modernas que mucha gente no conocía, y por ahí pasaba años en otro tratamiento que no tiene evidencia científica. La adicción, por ejemplo, es una enfermedad del cerebro, no es un problema moral: así como la hepatitis afecta al hígado, el infarto de miocardio afecta al corazón, la adicción secuestra el cerebro. Y si no entendemos esto, que las neurociencias modernas nos dicen esto, estamos desfasados con lo que pasa en el mundo. Y esto es una tarea de décadas, porque implica entrenar a médicos, entrenar a psicólogos, que vienen quizás con otro paradigma, entrenar a la sociedad y mostrar la investigación y que existimos en el mundo. De hecho, así nació mi rol como divulgador: la neurociencia cognitiva no existía en el país, fue un cambio cultural. Y hoy Argentina es uno de los centros de referencia del mundo en neurociencia cognitiva.
¿Y cómo fue ese proceso?
En el exterior, los investigadores tienen un sistema, porque ellos se reciben y se sientan en la universidad a trabajar. Acá hubo que crear ese sistema, sin perder nivel científico. Estamos orgullosos de haber hecho un cambio cultural en la sociedad que, a su vez, es viable económicamente. Porque, cuando empezamos, no teníamos apoyo del Estado. Sin embargo, hoy gran parte de nuestras investigaciones la paga el CONICET (este año se creó el Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional, que depende de la Universidad Favaloro, INECO y el CONICET). Es el legado que quiero dejar: no quería que sea el “Instituto de Manes”, quería que fuera la Fundación INECO y que estuviera asociada al Estado. Si me muero mañana de un infarto, el Estado argentino ya tiene una línea de investigación que va a seguir.
Entre los hitos de INECO reconocidos a nivel mundial están la identificación de las áreas cerebrales relacionadas con el proceso de toma de decisiones y el descubrimiento del procesamiento emocional de pacientes con deterioro de conciencia mínima. ¿Han hecho investigaciones particularmente argentinas?
Entre los hitos de INECO reconocidos a nivel mundial están la identificación de las áreas cerebrales relacionadas con el proceso de toma de decisiones y el descubrimiento del procesamiento emocional de pacientes con deterioro de conciencia mínima. ¿Han hecho investigaciones particularmente argentinas?
Tenemos una investigación en curso sobre cómo impacta el consumo de paco en las áreas del lóbulo frontal, en las funciones de planificación. Y hace unos años estudiamos la memoria de los mozos del Café Tortoni: éramos ocho personas, pedíamos cosas distintas y, cuando el mozo se alejaba, nos cambiábamos de lugar. Cuando traía los pedidos, se confundía. Tras una serie de experimentos, comprendimos que el secreto de la memoria de los mozos reside en asociar la cara con el lugar. Si una de las variables se modifica, fallan.

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